Ponencia:
La Santa Rosa: la ‘medicinita’ que cura el alma entre los otomíes orientales de Hidalgo
María de Lourdes Baez
Entre los otomíes de la región Oriental del estado de Hidalgo, desde el Altiplano de Tulancingo hasta la Sierra Otomí-Tepehua, la Santa Rosa (Cannabis indica y cannabis sativa) es más que una planta, es una divinidad que puede ser hombre o mujer. En algunas comunidades se le asocia con la divinidad del agua, en otras a la Virgen de Guadalupe. Tiene varias denominaciones: le llaman la “Santa” o la “Santa Rosa”, aunque en Santa Ana Hueytlalpan también se refieren a ella como “medicinita” en alusión a su propiedad terapéutica. En algunas comunidades de los municipios San Bartolo Tutotepec y Huehuetla se le celebra el 29 de agosto. Su uso en la región no es homogéneo, mientras en Santa Ana Hueytlalpan está presente en todas las acciones rituales en las que interviene el bädi, como hacer traer a un difunto antes de sus ‘costumbres’, para hablar con la patrona, la virgen Santa Ana las vísperas de su fiesta, en los ‘costumbres’ relacionados con el ciclo agrícola y en la terapéutica; en el resto de municipios de la Sierra su utilización es principalmente en los rituales agrarios y en la terapéutica, donde no sólo se mastica, sino se utiliza en emplastos de refino para calmar los dolores musculares. El poder que posee esta planta sagrada alcanza dimensiones muy amplias, pues permite “ver” el mundo “otro” y comunicarse con las fuerzas divinas.